el mundo te habla, te dice, te cuenta, te recomienda, te aconseja y claro, acabas con un cacao mental impresionante. La quedada fue de diez, empezamos la tarde sentados en el césped de la Alameda cual comuna hippie y la acabamos en una posición similar en la plaza del Obradoiro. Hablamos y escuchamos, comimos y bebimos pero, sobre todo, nos hartamos de reír.
Para acabar, una buena noticia, ¡ya tengo fecha! Cogeré el vuelo a Nueva York el día 22 y no puedo estar más nerviosa. Ayer por fin me dieron zona, Indiana. En estos últimos días parece que viajo en una montaña rusa de emociones, las despedidas ya han empezado y cada vez queda menos para que empiece la aventura.
Si queréis leer otras experiencias (ya que no habrá dos iguales) podéis clickar encima de los nombres que he ido escribiendo a lo largo de la entrada para visitar sus respectivos blogs.
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